El quesillo y los cumpleaños venezolanos

1985. El quesillo y los cumpleaños venezolanos

Uno de los recuerdos más divertidos y profundos que tengo de mi infancia en Venezuela y de los siguientes años que viví ahí, es un fenómeno muy curioso que pasa cuando entras a una casa, en cualquier esquina del país, donde se celebre el cumpleaños de alguien, sea niño o adulto. Es algo que solo sucede allá, y en mi vida como extranjero nunca lo había visto en las ciudades que he vivido. Tampoco lo había escuchado en las historias que me cuentan amigos de diversas partes del mundo.

El fenómeno que quiero tratar de explicar, no sucede durante todas las horas en las que se celebra el cumpleaños, solo en el momento de soplar velas y cantar el “feliz cumpleaños”. Ahí uno llega a la mesa y denota algo: la torta con sus velas tiene una insoportable intolerancia a la soledad.

En cualquier otro país, una torta de cumpleaños, es simplemente, un ponqué que espera ser compartido y “te deseo lo mejor, que seas feliz y cumplas muchos más”. Pero en Venezuela, no. La torta no puede hacer su aparición, si no es acompañada de dos alfiles: el quesillo y la gelatina. Así que todo plato después de que el agasajado ha soplado sus velas, está compuesto de un trío que es un coma diabético: un trozo de torta, uno de quesillo y una gelatina. A veces las personas son exquisitas y eligen sacrificar alguno de los tres y la mamá o la tía que los hizo tienden a pensar si es que algo no les quedó rico. Eso para mí es divertido, porque así somos.

Sin embargo, el quesillo, ese noble actor reparto que nunca tiene el protagonismo que tiene la torta con sus letras cursivas en crema diciendo “feliz cumpleaños”, es uno de mis postres preferidos. Tanto que lo aprendí preparar ya viviendo fuera de Venezuela. Por su textura debe ser primo hermano del flan, de la leche asada y del tocinillo del cielo. Pero como yo soy venezolano, uno de los sabores con los que crecí es ese, el de un caramelo medio quemado y una cuchara que al cortar una parte del postre descubría un montón de huecos que daban ese nombre. De hecho, siempre lo preferí sobre casi cualquier torta.

Los invito a hacer un viaje a una mesa de cumpleaños en Venezuela, para que disfruten tanto como yo de este fácil y magnifico postre. Pero atención si no tienes el molde que se necesita, tendrás que usar una lata de galletas (más dato en la receta). Que lo disfruten!

La receta del quesillo venezolano tradicional

Cantidad: 10 a 12 porciones.

Ingredientes:

4 huevos grandes (a temperatura ambiente, no deben estar fríos)

1 lata de leche condensada (suelen ser de 300mL)

Leche entera equivalente a la lata que usas (lo sé es rara la medida, pero así se hace). Puedes reemplazar esta leche entera por una lata de leche evaporada.

1 chorrito de ron

1 chorrito de esencia de vainilla (clara u oscura, en mi caso uso la que tenga en casa)

5 tbsp (cucharadas) de azúcar blanca refinada

¼ taza de agua

1 quesillera (molde metálico circular de aluminio con tapa) o en su defecto una lata de galletas de dimensiones similares. La que yo uso tiene un diámetro de 18 centímetros.

¿Qué hago?

1 Empiezo por el caramelo. Tomo la quesillera, el molde o la lata de las galletas. Agrego el azúcar y el agua. Enciendo el fogón y dejo que caliente el agua y que el azúcar se disuelva. Voy revolviendo (moviendo el molde con la mano y un trapito) un poquito para asegurarme que el azúcar se mezcla bien. Una vez empieza a hervir, se hace el caramelo y lo dejo hasta que se vuelve marrón (ni muy oscuro porque se quema, ni tan claro).

Apago el fuego y retiro, dejo enfriar el molde. Se endurecerá el caramelo!

2 En una licuadora agrego los huevos, la leche condensada, la leche entera (o la evaporada, la que elijas de las dos), un chorrito de vainilla y uno de ron (trato de que el ron sea un chorro más grande que el de vainilla), y licúo hasta que los ingredientes se mezclen bastante bien, por unos 2 minutos (a veces menos). La mejor manera de medir la leche entera, es que agregues primero la leche condensada y cuando vacíes la lata, la llenes de leche entera.

3 Paso la mezcla de la licuadora al molde donde está el caramelo endurecido y tapo. Puede ser que escuches que se partió el caramelo, pero no te preocupes no es problema.

4 Precaliento el horno a 180°C / 350 F. En una refractaria agrego agua a temperatura ambiente (o de grifo) y coloco el molde cerrado con su tapa. El agua debe llegar como un poco menos de la mitad del molde. Meto la refractaria al horno para que se cocine en baño de María durante una hora y 15 minutos (a veces pueden ser unos minutos más o menos, pero esa es la medida que me funciona). A veces pruebo con un palito de madera introducirlo y si me sale limpio ya está listo.

5 Saco del horno, retiro de la refractaria y dejo enfriar a temperatura ambiente unos 30 minutos. Meto en la nevera. Por lo general lo saco al día siguiente, pero con que lo dejes unas horas está bien. Para desmoldar paso con cuidado un cuchillo por los bordes del molde y luego tomo un plato que cubra la superficie del molde y volteo.

El caramelo se va esparcir por el plato dejando ese jugo dulce permear en el flan. Sirvo y disfruto, con o sin torta de cumpleaños.

A diferencia de muchos postres el quesillo es uno que tiene muchas medidas diferentes y maneras de cocinar. Si tienes alguna duda o me quieres contar como lo haces tu deja un comentario aquí o en Instagram (@food.o.grafo).

Tip #1: Hay recetas que dicen que uses 5 huevos, pero a mi me gusta más como queda con 4 huevos. Me aseguro que los huevos estén a temperatura ambiente y no uso de los que tengo en la nevera

Tip #2: Hay personas que hornean el quesillo sin el baño a María por el mismo tiempo. Hay otros que son más ecológicos y usan olla a presión: colocan el molde dentro de la olla con el agua que llegue a la mitad y dejan calentar por 30 minutos.

Tip #3: No exageres la cantidad de ron, no es tan rico con exceso de licor. Hay gente que me ha dicho que usa whisky o brandy.

Tip #4: No dejes que se te queme el caramelo, eso le dará un sabor amargo al quesillo.